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Esta semana dejaste de idealizar el amor
y comenzaste a observar tus relaciones con madurez energética.

No te enfocaste en cuántas personas tienes cerca,
sino en cuáles merecen estarlo.

Refinaste tu campo de relaciones.
Hiciste silencio donde antes ofrecías de más.
Y empezaste a mirar con honestidad los intercambios reales de energía.

Viste que dar no siempre es amor.
Y que recibir sin gratitud también desgasta.
Empezaste a reconocer cuándo cuidas y cuándo te desangras.

No buscaste culpables.
Tampoco inventaste excusas.
Simplemente miraste con sobriedad:
¿quién me nutre y a quién nutro yo?

Esta semana plantaste una semilla distinta:
la de elegir tus relaciones con claridad, sin drama ni sacrificio.

Y sobre todo, empezaste a salir de esa herida antigua
que te hacía creer que amar es darlo todo,
aunque te quedes sin nada.

Ahora sabes que el corazón también tiene límites.
Y que ponerlos no es cerrar el amor,
es proteger su verdad.

Prepárate para la Semana 26.
Seguiremos profundizando,
pero esta vez con la mirada puesta en los vínculos que no elegiste.
Aquellos que vienen con tu historia.
Y que también merecen ser vistos —con nuevos ojos.

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