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Esta semana entrenaste algo que no se ve:
la escucha.

No la escucha pasiva, de oír lo que suena…
sino la escucha activa, energética, vibratoria.

Silenciaste el impulso de responder.
Cortaste el reflejo de interrumpir.
Dejaste de pensar en qué decir,
para estar —por fin— en lo que el otro decía.

Eso cambia todo.

Porque escuchar de verdad
no es solo un regalo que das,
es un poder que recuperas.

Al escuchar sin juicio, se limpia el vínculo.
Al escuchar sin miedo, se abre la percepción.
Y al escuchar en silencio…
🔥 aparece la verdad sin maquillaje.

Esta semana no hablaste más.
Percibiste más.

Y eso es una maestría cotidiana:
estar sin intervenir.
sentir sin reaccionar.
oír lo sutil sin necesidad de entenderlo todo.

🛡️ Escuchar no te hace débil.
Te hace lúcido.
Te hace profundo.
Te hace impenetrable al ruido de afuera.

Lo hiciste.
Y ahora que sabes percibir más allá del sonido,
prepárate…
porque la próxima semana se entrena la mirada.
La visión como acto energético.

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