top of page

¡Felicitaciones! Esta semana diste un paso valiente y profundo:
empezaste a recuperar el deseo real.

No el deseo estimulado.
No el deseo automático.
El deseo que nace del cuerpo, no del sistema.

Durante estos siete días, observaste con más claridad qué te mueve y qué te apaga.
Te detuviste antes de consumir.
Te preguntaste con honestidad:
¿esto lo quiero yo o lo quiere el impulso que me habita?

Y empezaste a decir no.
No al azúcar disfrazada de placer.
No al “premio” que solo adormece.
No a esa falsa dulzura que entra al cuerpo para luego vaciarlo.

Miraste etiquetas.
Elegiste reemplazar.
Tomaste decisiones mínimas, pero firmes.

Y eso encendió otra cosa:
la voluntad lúcida que sabe lo que quiere, y no se deja engañar.

También entrenaste un goce nuevo.
No el rápido. No el ruidoso.
El goce silencioso, real, natural.
Un té caliente. Una fruta viva. Un gesto de cariño sin premio.

Esta semana hiciste algo más que dejar el azúcar.
Dejaste de alimentar el deseo sin dirección.
Y eso, aunque parezca sutil, cambia todo.

Porque cuando el deseo deja de ser una trampa,
puede convertirse en una brújula.
Una que te muestra con claridad lo que realmente quieres vivir.

Eso lograste esta semana:
recuperar tu fuego interior sin aditivos.
Limpiar tu percepción desde el deseo.
Y sostener decisiones que te devuelven a ti.

Y ahora que has dejado atrás esa dulzura tóxica…
🔥 es momento de encender una dulzura más profunda: la visión de lo que realmente viniste a hacer.

Prepárate para la Semana 10.
Lo que viene es dirección.
Y fuego con propósito.

bottom of page