¡Felicitaciones! Esta semana diste uno de los pasos más poderosos de todo el programa:
limpiar el fuego de tu cocina… y de tu cuerpo.
No fue solo una decisión alimentaria.
Fue un acto de soberanía.
Un “no” firme a la intoxicación cotidiana disfrazada de costumbre.
Esta semana no hablaste de salud.
La ejerciste.
Sacaste aceites que no son comida.
Observaste tu cocina sin culpa.
Revisaste etiquetas que antes ni mirabas.
Y quizás por primera vez, cocinaste con lo que nutre —no con lo que lubrica.
Eso no es poco.
Elegiste el fuego real.
El fuego ancestral.
El que viene del cuerpo, de la tierra, del linaje.
El que alimenta sin dañar, sin disfraz, sin químicos.
Esta semana miraste de frente tu despensa y tu percepción.
Y empezaste a vaciar lo que te apagaba.
No por perfección. No por dieta.
Por respeto a tu fuego.
Y en medio de eso, también tocaste la memoria.
La receta antigua.
La cocina de antes.
La que no tenía etiquetas, pero sí intención.
Eso es lo que lograste esta semana:
sacar el aceite industrial de tu fuego vital.
Y empezar a cocinar tu vida con dirección, con respeto y con presencia.
Lo hiciste desde la voluntad.
Desde la lucidez.
Desde la decisión de no seguir envenenándote sin saberlo.
Y ahora que tu fuego está más limpio, más fuerte, más tuyo…
🔥 es momento de mirar más allá del plato.
Prepárate para la Semana 11.
Ahí no hablaremos de comida.
Hablaremos de luz.
De cómo se enciende tu energía cuando dejas de consumir oscuridad.