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Esta semana tocaste el filo.
No para herir.
Sino para limpiar.

Empezaste a reconocer que hablar no es un gesto inocente.
Es un acto energético.
Una forma de dirigir la fuerza vital.
O de perderla.

Miraste tus palabras.
Sentiste su peso.
Notaste su intención.

Y quizás por primera vez, elegiste callar cuando antes explicabas.
Elegiste decir menos… y decir mejor.
Elegiste no reaccionar.
Elegiste el silencio como corte.
Y la palabra como presencia.

Eso es entrenar.
No hablar por impulso.
Sino desde el centro.
No justificar.
Sino afirmar lo esencial.

Esta semana usaste tu voz como herramienta de poder.
Y eso transforma todo.
Porque cuando la palabra nace del silencio,
cuando no busca ser amada ni tener razón,
🔥 entonces se vuelve impecable.

Y lo impecable corta.
Pero no hiere.
Abre. Ordena. Restaura.

Eso hiciste.
Y ahora que tu voz se afiló,
🛡️ prepárate para expresar tu energía con mayor claridad.
Viene la Semana 31.
Y con ella… el arte de comunicar sin perderte.

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